Lisboa invita a salir de noche. La misma diversidad que se señala durante el día se manifiesta por la noche en los bares, en las pistas de baile, en las casas de fado castizo, en las azoteas que ofrecen cielos estrellados, en los espacios culturales y sociales, en los que tienen música en directo, en los que son lounge & cocktail & winery & gastro… y todo lo demás que se descubre por la ciudad.
Fuera de los circuitos habituales, Foxtrot tiene un aire de speakeasy, con salas poco iluminadas y de estilo Art Déco. Para entrar, hay que llamar al timbre. Una chimenea invita a sentarse y calentarse, una gran ventaja en invierno. En verano, se puede disfrutar del pequeño patio exterior. Para los amantes de los bares secretos y los cócteles de inspiración lisboeta.
Aquí hay aviones en miniatura en el techo y armarios llenos de trenes antiguos y soldaditos de juguete. Es un bar, sí, pero también podría ser un museo. Los dueños se hicieron con una antigua tienda de ultramarinos en 1986 y la convirtieron en una coctelería única que atrae a locales y turistas por igual.
Ya sea tinto, blanco o incluso rosado, en By the Wine hay una gran oferta de vinos. Basta con mirar la carta o señalar la estantería y elegir su favorito. El bar es propiedad de José Maria da Fonseca, uno de los productores de vino más antiguos de Portugal.
Si pasa por Rossio y ve a gente con un vasito de plástico, es probable que estén bebiendo Ginjinha. Puede que Ginjinha, o Ginja para abreviar, no sea fácil de pronunciar, pero este licor entra con facilidad. Antes de servirlo, los dueños te preguntan si lo quieres con o sin cerezas en vaso o copa de chocolate.
Hay muchas opciones en Bairro Alto, pero este bar es una parada obligatoria. Aquí lo que importa son las cosas sencillas. Un vaso de cerveza o vino y palomitas saladas gratis es lo que atrae a los lugareños a este relajado lugar. ¡Pruébelo!
Musa vive en Marvila, el barrio más industrial de Lisboa.
Centrada en la calidad de las materias primas y el rigor de las prácticas de producción, pretende apostar por la diversidad de la oferta y la celebración de las viejas tradiciones con un toque innovador e ingredientes frescos.
Consejo: de vez en cuando hay conciertos en directo, así que consulta la página de Facebook antes de ir.
Esta acogedora taberna te transporta a la época medieval. Suena música folk de fondo y las bebidas se sirven en trompetas, así que ¿por qué no? No pierda la oportunidad de probar también el tan famoso hidromiel tradicional portugués.
Técnicamente esto no es un bar, pero si estás en Lisboa tienes que probar al menos un quiosco. Están repartidos por toda la ciudad, pero éste es nuestro favorito. Situado junto al jardín del Príncipe Real, este pequeño quiosco es el lugar perfecto para tomar una cerveza o un café por la tarde. También puedes pedir aquí pequeños tentempiés, como los pastéis de nata lisboetas.
Puede ver el cartel de neón rojo que dice “BAR” a lo lejos, pero ¿cómo se entra en este bar de la azotea de Lisboa? Fácil, a través del centro comercial. Sí, ha leído bien. Entras en el centro comercial, coges el ascensor y, seis plantas después, estás en el TOPO. Sólo por las vistas ya merece la pena la visita. Desde aquí puedes ver el Castillo de São Jorge y muchos de los miradores de Lisboa con un cóctel en la mano.
Mucho más que un bar, es una referencia en la Rua Cor de Rosa, en Cais do Sodré. Antaño un burdel, hoy acoge proyectos creativos centrados en el arte y la cultura. La programación del bar es alternativa y los cócteles levantan el ánimo.
El consejo es: antes de elegir mesa, explore primero todas las salas para decidir dónde se va a sentar.
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